sábado, 10 de octubre de 2015
Vergüenzas sanitarias
Ángel Escalera
La provincia de Málaga es el farolillo rojo de Andalucía en casi todo sanitariamente hablando. Tiene la peor ratio de camas de los hospitales públicos, es la que presenta la mayor demora para operarse y para ser vistos por un especialista en una primera consulta, está a la cola en el número de médicos y de enfermeros y, por si todo esto fuese poco, es mucho lo prometido y no cumplido por la Consejería de Salud. En los últimos 23 años la población censada en la provincia malagueña ha crecido en casi medio millón de habitantes y, sin embargo, los recursos hospitalarios permanecen casi como en 1992 cuando se abrió el Costa del Sol de Marbella. Los números cantan para todo el mundo menos para los que tienen los oídos sordos y no escuchan nada. El argumento dado por la Junta de Andalucía cuando se ponen esas carencias sobre la mesa es que la culpa la tiene el Gobierno central, que impuso una serie de recortes draconianos que sesgaron la posibilidad de inversiones. Eso es cierto, no seré yo el que lo niegue, pero esa justificación solo es válida para los cuatro últimos años, no para los diecinueve anteriores. Si en ese periodo Salud hubiese apostado por Málaga, construido otro hospital en la capital, sacado adelante los proyectos de los chares de Mijas y Estepona y abierto en su fecha el del Valle del Guadalhorce, ahora la sanidad pública malagueña no estaría arrinconada contra las cuerdas como un boxeador grogui. La crisis ha hecho mucho daño, pero sus efectos han sido más graves donde había menos capacidad de resistencia. Ese es el caso que nos ocupa.
Un demoledor informe presentado hace unos días por CC.OO ha destapado las vergüenzas que aquejan a los centros de SAS en Málaga sin que se le haya caído la cara de vergüenza a los que han permitido que se llegue a esta situación deplorable. Ese estudio, elaborados con datos incluidos en el Catálogo Nacional de Hospitales (Ministerio de Sanidad), revela que la provincia de Málaga ha perdido 370 camas en tres años. Una disminución que equivale a que se cuente con un hospital comarcal menos del tamaño del Costa del Sol de Marbella. Para llegar a la ratio andaluza hacen falta cerca de 500 camas y más de 800 para alcanzar la media española. Vamos, que es preciso construir un hospital del tamaño del Clínico para el primer caso y no del estilo de Carlos Haya para el segundo. Dotar a la capital de otro centro hospitalario sería lógico, pero el lógico no es siempre el camino que siguen los que mandan en la sanidad pública andaluza. Por tanto, me temo mucho que Salud vuelva a dar la espalda y no destine el dinero que Málaga necesita para superar sus vergüenzas sanitarias. Me gustaría equivocarme por el bien común.
Diario Sur
06-10-2015
Y si la Junta de Andalucía ilusionó al pueblo malagueño con la construcción de un magnífico Macrohospital lo hizo a sabiendas de que sería imposible cumplir con esta promesa. Lo hizo al inicio de un periodo de tiempo en el que comenzaba la crisis económica. Aplicaron lo que reza el dicho: "La intención es lo que cuenta". Y los malagueños nos creímos que era una intención auténtica. Realizar una promesa que sabían no llegarían a cumplir con la perfecta excusa de "ya no hay dinero para nada" debido a la crisis fue una cuestión perfectamente planeada. Los beneficios para ellos serían más votos en las siguientes elecciones, con esta gran "intención" para Málaga. Después de conseguir los votos llegaría el inevitable jarro de agua fría; la excusa perfecta y premeditada, pero el negocio ya estaba hecho.
De otro modo, y si esto no es así.... ¿dónde está ese proyecto? ¿por qué ya no se retoma?
del autor del blog.
La provincia de Málaga es el farolillo rojo de Andalucía en casi todo sanitariamente hablando. Tiene la peor ratio de camas de los hospitales públicos, es la que presenta la mayor demora para operarse y para ser vistos por un especialista en una primera consulta, está a la cola en el número de médicos y de enfermeros y, por si todo esto fuese poco, es mucho lo prometido y no cumplido por la Consejería de Salud. En los últimos 23 años la población censada en la provincia malagueña ha crecido en casi medio millón de habitantes y, sin embargo, los recursos hospitalarios permanecen casi como en 1992 cuando se abrió el Costa del Sol de Marbella. Los números cantan para todo el mundo menos para los que tienen los oídos sordos y no escuchan nada. El argumento dado por la Junta de Andalucía cuando se ponen esas carencias sobre la mesa es que la culpa la tiene el Gobierno central, que impuso una serie de recortes draconianos que sesgaron la posibilidad de inversiones. Eso es cierto, no seré yo el que lo niegue, pero esa justificación solo es válida para los cuatro últimos años, no para los diecinueve anteriores. Si en ese periodo Salud hubiese apostado por Málaga, construido otro hospital en la capital, sacado adelante los proyectos de los chares de Mijas y Estepona y abierto en su fecha el del Valle del Guadalhorce, ahora la sanidad pública malagueña no estaría arrinconada contra las cuerdas como un boxeador grogui. La crisis ha hecho mucho daño, pero sus efectos han sido más graves donde había menos capacidad de resistencia. Ese es el caso que nos ocupa.
Un demoledor informe presentado hace unos días por CC.OO ha destapado las vergüenzas que aquejan a los centros de SAS en Málaga sin que se le haya caído la cara de vergüenza a los que han permitido que se llegue a esta situación deplorable. Ese estudio, elaborados con datos incluidos en el Catálogo Nacional de Hospitales (Ministerio de Sanidad), revela que la provincia de Málaga ha perdido 370 camas en tres años. Una disminución que equivale a que se cuente con un hospital comarcal menos del tamaño del Costa del Sol de Marbella. Para llegar a la ratio andaluza hacen falta cerca de 500 camas y más de 800 para alcanzar la media española. Vamos, que es preciso construir un hospital del tamaño del Clínico para el primer caso y no del estilo de Carlos Haya para el segundo. Dotar a la capital de otro centro hospitalario sería lógico, pero el lógico no es siempre el camino que siguen los que mandan en la sanidad pública andaluza. Por tanto, me temo mucho que Salud vuelva a dar la espalda y no destine el dinero que Málaga necesita para superar sus vergüenzas sanitarias. Me gustaría equivocarme por el bien común.
Diario Sur
06-10-2015
Y si la Junta de Andalucía ilusionó al pueblo malagueño con la construcción de un magnífico Macrohospital lo hizo a sabiendas de que sería imposible cumplir con esta promesa. Lo hizo al inicio de un periodo de tiempo en el que comenzaba la crisis económica. Aplicaron lo que reza el dicho: "La intención es lo que cuenta". Y los malagueños nos creímos que era una intención auténtica. Realizar una promesa que sabían no llegarían a cumplir con la perfecta excusa de "ya no hay dinero para nada" debido a la crisis fue una cuestión perfectamente planeada. Los beneficios para ellos serían más votos en las siguientes elecciones, con esta gran "intención" para Málaga. Después de conseguir los votos llegaría el inevitable jarro de agua fría; la excusa perfecta y premeditada, pero el negocio ya estaba hecho.
De otro modo, y si esto no es así.... ¿dónde está ese proyecto? ¿por qué ya no se retoma?
del autor del blog.
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