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lunes, 16 de julio de 2012

La Hora de Málaga

Cartas al Director

   Es una pena que Málaga no haya podido acogerse al plan de pago a proveedores para cobrarse así la deuda histórica que Andalucía tiene pendiente con la provincia. Los sucesivos gobiernos de la Junta de Andalucía han ejercido una constante morosidad institucional con Málaga, con una retahíla de incumplimientos cuya reiteración nunca debe mirar la reivindicación de lo que es justo. La capitalidad económica de Andalucía que ostenta Málaga y su estratégico papel como motor de la región nunca se ha visto correspondido con una decisión firme desde el Ejecutivo andaluz. De hecho, han pasado ya 17 años desde que Manuel Chavez anunciara en 1995 aquello de "la hora de Málaga" para acometer una serie de proyectos que nunca llegaron. El reloj se paró entonces y sigue sin funcionar. Lo peor es que desde algunos estamentos, incluso por parte de algunos políticos malagueños, se han intentado justificar esta indolencia política con el argumento de que no hay que generar ni formentar el agravio compartivo con Sevilla. Y es verdad, nunca hay que recurrir al agravio comparativo salvo cuando el resultado de la comparación desvela tantas diferencias que se convierten en una agravio en sí mismas.
    Ahora, cuando cualquier recorte o decisión política se puede justificar en nombre de la crisis, es cuando hay que ser más firmes al reivindicar que la hora de Málaga debe ser una realidad, compatible con las políticas sensatas, austeras y eficaces que deben primar en estos tiempos. Andalucía debe gobernarse desde la diversidad de una región de casi 90.000 km  cuadrados, con potencialidades excepcionales, y nunca desde la perspectiva miope de un Gobierno centralista que observa la costa oriental andaluza desde el desconocimiento o desde la irresponsabilidad, porque de otra forma no se entiende que aún las costas de Málaga, Granada y Almería no estén conectadas ni por autovía ni por tren, todo un ejemplo de transversalidad.
   Málaga no puede quedar varada. Y menos aún en estos tiempos, porque su papel es clave para tirar del desarrollo económico de toda la región.
    Nuestros políticos, sean del partido que sean, deben unirse sin intereses partidistas para convencer y presionar a los gobiernos de Andalucía y España de que tomen conciencia del valor de esta provincia que pese a su liderazgo turístico, tecnológico y empresarial sigue sin conexión ferroviaria en su litoral, con un tren de cercanías inacabado, sin saneamiento integral y con constantes incuplimientos y desaires con la capital y sus grandes municipios que lastran el desarrollo de toda la provincia. Es la hora de Málaga. Esta vez, sí.

Manuel Castillo.
Diario Sur
01.07.2012

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