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jueves, 26 de julio de 2012

Operación Miarma

El esfuerzo de Bendodo por vender el éxito de Málaga con él de nº3 in pectore no cuela.

   Desde hoy mismo en el lenguaje de  poder del Partido Popular andaluz hay que empezar a manejarse con el vocavulario  dominante del "qué age", "miarma", "quillo", "caraote", "fatiguita", "peroquédise", "tontoleshe" o "polagloriademimare". Sevilla capitaliza el poder. La Operación Miarma se ha consumado: Arenas, después de veinte años entre los fantasmas del centralismo, da la sucesión al alcalde de Sevilla y su clan. Otra exhibición de democracia orgánica dejando el poder a un amigo mientras todo el partido se tragaba el sapo reverencialmente para no arriesgarse al estigma de outsider.
   En el PP, que es un partido muy vertical, no hay más poder que el presidente y el secretario general. No hay contrapesos a Rajoy/Cospedal dentro de Génova como antes aquí a Arenas/Sanz. El Estado Mayor se reduce a estos dos cargos, y la escala de mando bajo ese generalato ya es de rango menor. Así que desde ahora el Estado Mayor andaluz es literalmente el PP sevillano controlado por dos alcaldes sevillanos, no más. Simbólicamente resulta demoledor para  una región resentida con el centralismo; y a la larga abrirá heridas. Esa sevillanización ha sido tan a calzón quitado que la obsesión en la clausura era vender el mensaje de que "Málaga gana peso".
   - ¿Ganar peso? Será en la báscula.
   Málaga, más que ganar peso, se ha presentado a servir de coartada como contrapeso virtual de un poder arrolladoramente sevillano que acapara presidencia, secretaría general, adjunto a la presidencia (el jefe de gabinete de Zoido, otro amigo al poder) y además dos secretarías. Málaga asume un claro papel segundón con otras dos. El esfuerzo de Bendodo por vender el éxito de Málaga con él de nº3 in pectore no cuela. Solo hay nº1 y nº2, y lo demás es como aquello que dijo el legendario matador Guerrita cuando le preguntaron por la jerarquía de los ruedos: "Después de mí nadie, y después de nadie, Fuentes". Eso es lo que hay: "Tras el clan de Sevilla, nadie; y después de nadie, Bendodo".
   Este congreso se ha saldado con tono funeral y no solo por el entierro político de Arenas. Se ha agotado la retórica triunfalista de unos líderes que empiezan a acostumbrarse a salir y entrar por la puerta de atrás, y a recortar sus actos para evitar las protestas de la calle. En ese clima, la Operación Miarma sevillanizando el partido deja a los barones con la convicción silenciosa de estar equivocándose. Salvo algún verso suelto como De la Torre, cuya falta de química con Zoido le permite desmarcarse de esa sevillanización, todos han pasado por el aro. Bendodo, en lugar de plantar cara, aceptó la pedrea. Y Zoido, con todo descaro, renovó ante todos ellos sus votos como !Alcalde de Sevilla¡ En fin, para qué disimular.

Teodoro León Gross
Diario Sur
16.07.2012

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