sábado, 14 de marzo de 2015
La plutocracia Hispalis-ta. (texto inconcluso)
Quisiera comenzar haciendo un llamamiento a todos los andaluces que leen esta publicación, especialmente a los malagueños, diciendo que no nos confundamos con el "blanco" de nuestras críticas, nuestra rabia o incluso nuestro desprecio dirigiéndolos inmerecidamente a la ciudad de Sevilla ni hacia los sevillanos. No nos confundamos, ellos tienen todo el derecho a reclamar para sí y para su ciudad lo mejor, igual que cualquiera de nosotros lo haríamos para la nuestra. Y esta es una postura lícita y a imitar, incluido nosotros los malagueños a quienes siempre se nos tacha de indolentes con respecto a nuestra ciudad. No nos confundamos y caigamos en la trampa montada por el proceder de los políticos andaluces. Volquemos nuestras frustraciones y críticas sobre quienes nos gobiernan desde la Junta de Andalucía, quienes han optado por un centralismo férreo en torno a la capital de Andalucía; quienes han decidido que ninguna ciudad supere en ningún aspecto a la capital; quienes tratan, a mi entender, de frenar el desarrollo de la ciudad que más se asemeja a ésta; hablo de Málaga.
Aunque pueda parecer en algunas publicaciones de este blog que menciono, no obstante, a la capital de Andalucía en tono crítico personalizando sobre ella, tengo que desmentirlo categóricamente. En el modo de expresarme puede parecerlo en un primer término, pero siempre el blanco de mis críticas van dirigidas a los políticos que nos gobiernan, muy principalmente a los que se asientan en la Junta de Andalucía, nunca a la ciudad en sí ni a sus habitantes.
¿Cómo comenzó este centralismo férreo y sin visos de conclusión, que va a más y más?
Pues está claro que desde la fundación del Gobierno autonómico, desde la fundación de la Junta de Andalucía allá por 1.982. Desde un primer momento todo quedó centrado en la ciudad de Sevilla, elegida sí o sí como el lugar desde donde se organizaría todo. Se hizo caso omiso a la propuesta de elecciones para designar democráticamente la capital de Andalucía, para lo cual optaban además las ciudades de Córdoba y Antequera. Dejaron pasar el tiempo mientras se reforzaba lentamente la idea de la ciudad hispalense como centro indiscutible de la vida política andaluza.
De ahí surgió una generación de políticos que llegaron al poder no solo en la comunidad autónoma sino también en el Gobierno de España. Hablo de dos sevillanos, los socialistas Felipe González y de Alfonso Guerra. De esta manera nació y se forjó el núcleo duro en torno a la actual capital andaluza. Tras años de gobierno en Andalucía y en España tuvieron la oportunidad de reforzar paulatinamente el poder y la influencia de los políticos de esta ciudad en el ámbito de Andalucía. Desde ese momento hasta hoy los políticos sevillanos han controlado el aparato político andaluz. ¿Y cómo conseguir que esto se perpetúe por siempre? pues con la consigna tácita dirigida a otros políticos correligionarios de toda Andalucía: "si te sometes a nuestros requerimientos prosperarás dentro del partido y podrás llegar alto en nuestro gobierno". Una consigna que funciona exactamente igual en todos los partidos políticos de todos los ámbitos territoriales. Los líderes políticos no quieren compañeros brillantes y efectivos en su hacer para que les hagan sombra e incluso les puedan apear del poder, quieren políticos fácilmente manipulables y dóciles que desprendan cierto carísma ante el público pero que puedan ser sometidos perfectamente.
Ya forjado el núcleo duro y controlado el aparato del partido desde esta centralidad, se procede a la "selección" de políticos adeptos y sumisos a la idea de capitalidad política indiscutible, y de liderazgo hispalense natural. En este tipo de político "selecto" se le presume desactivado su capacidad de reacción ante los desmanes que la centralidad perpetra para sí a costa de los intereses de otras ciudades. Esta selección "natural" se lleva a cabo y continúa hasta nuestros días. Una selección dictaminada por el líder o líderes circunstanciales: "si tragas con mis ideas prosperas, si no te apartamos." Y así durante ya más de treinta años de este partido -de izquierdas (?!)-, en el poder al que le ha dado tiempo en crearse una maraña de intereses interconectados, y bien controlados, cada vez más difícil de desactivar.
Una prueba de todo lo dicho está en el hecho de que todos los presidentes habidos en la Junta de Andalucía han nacido en la capital de Andalucía, o ésta la han convertido en la ciudad para vivir y prosperar en tal modo que la estiman como si hubiesen nacido en ella. El último ejemplo es la candidata socialista para la presidencia de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien ejerce ya esta función desde hace meses; la cual es por supuesto sevillana. No podría ser de otra manera. No pueden arriesgar tanto trabajo y dedicación en la centralización política en torno a esta ciudad como para ahora dilapidar dicho esfuerzo eligiendo a otro líder que no sea de esta ciudad.
Pero la única "amenaza" para la pérdida de poder de esta ciudad como centro político-social-económico-cultural... y todos los aspectos posibles, no radica solo en la posible insumisión de los políticos díscolos que no se sometan al poder centralista; existe otra amenaza menos controlable, aunque en definitiva perfectamente dirigible. Se trata de una segunda amenaza, y esta consiste en la prosperidad de otras ciudades; en el desarrollo amenazante e imparable de otras ciudades. En este caso la ciudad de Andalucía mejor posicionada en este sentido es Málaga.
Málaga incluso allá por los años setenta y ochenta poseía un potencial económico muy superior al de Sevilla, y su población aumentaba mucho más exponencialmente que ésta; una ciudad más desarrollada y moderna, mejor preparada para el futuro. Claramente era una ciudad rival que había que controlar. Recordemos las palabras de Alfonso Guerra en este contexto: "Málaga se ha desarrollado ya bastante, ahora le toca a Sevilla". ¿¡Qué altura puede tener un político que defiende la idea de no dejar desarrollar a una ciudad siguiendo su proceso totalmente natural, decidiéndose por el desarrollo de otra ciudad, de "su" ciudad?¡ ¿¡qué clase de político es ése que no entiende que el desarrollo de cualquier ciudad limítrofe va aparejada al desarrollo de las demás de su entorno? ¡Por supuesto un político corto de miras, con una capacidad de entendimiento muy reducida sobre desarrollo y economía; con, ahora sí, una mentalidad absolutamente cateta de la realidad. Estos son los políticos que elecciones tras elecciones se les llenan la boca de palabras cargadas de buenas intenciones pretendiendo -y consiguiéndolo- convencernos de que ellos gobiernan para todos los andaluces por igual, para después comprobar una vez más que eso también es mentira.
¿Qué hacemos para que Málaga no supere a Sevilla? se dijeron. Y esta es la cuestión que en síntesis resume perfectamente la idea principal de todos los agravios hacia la ciudad de Málaga, el motivo de que muchas de sus posibilidades de desarrollo natural hayan sido coartados sistemáticamente.
Comenzaron los políticos sevillanos centralistas con el propósito de cercenar la población de Málaga. Evitar que creciera, hacer lo posible por empequeñecerla. ¿Cómo? Muy fácil. Segregando una población adyacente y convirtiéndola en municipio independiente. Así, la independencia de Torremolinos supondría uno de los primeros "toques de gracia" para frenar el desarrollo poblacional y económico de Málaga. De un solo tajo la población de Málaga bajó en unos 40.000 habitantes por aquel entonces, hoy día supone el doble de población menos: 80.000 habitantes.
Y continuaron sin descanso en esta labor reductiva de las posibilidades de desarrollo de Málaga de distintos modos y maneras, con una amplia variedad de métodos, de los que tenemos muchos ejemplos en este blog, los cuales podéis consultar, y que no mencionaré con detalles pues la lista se hace interminable: incomunicación viaria, desmantelamiento y traslado de instituciones malagueñas a Sevilla; detrimento constante de los servicios de la Junta de Andalucía en Málaga con los índices de desarrollo inferiores, planes urbanísticos frenados, pgous paralizados durante años, Ley de Costas restrictivas, empresas punteras tecnológicas sin apoyo alguno por parte de la Junta, ideas surgidas en Málaga que son sepultadas por los políticos centralistas y que luego surgen como nuevas a desarrollar por la capital de la comunidad... Mensaje a los políticos andaluces de más alto rango: una sola ciudad, aun siendo la capital de la comunidad, no puede adueñarse de todas las actividades, de todas las posibilidades, de todas las intenciones, de todo el futuro. Debe haber reparto, diversificación, descentralización, debe entenderse que las posibilidades de futuro tiene y debe darse para todas las ciudades por igual.
Pero los dirigentes hispalenses y sus acólitos, han integrado en lo más profundo de su ser político la idea de que solo puede existir una gran ciudad en Andalucía, y que si hay otra que lo intenta, ésta debe ser castigada por su pecado mortal, por tu tremenda osadía. Y han asumido que Sevilla, tal como dice la canción de Cecilia: "Sería la novia en la boda, el niño en el bautizo, el muerto en el entierro, con tal de dejar sello..." Se ha implantado en los dirigentes andaluces la idea de que esta ciudad debe ser la ciudad que lo contenga todo: la monumental y la moderna, la tradicional y la vanguardista, la de interior y la costera, la rica y la pobre, la laica y la religiosa, la divertida y la seria, el centro político, económico, social, cultural, deportivo, de ocio, tecnológico, industrial, artesano.... y todo lo que se nos pueda ocurrir. Para ello están llevando a cabo una campaña logística y de publicidad centrada en la idea de gran ciudad, ya no española, sino gran ciudad europea. Y nos parece estupendo que esto se lleve a cabo pero si lo hacen por méritos propios, y no mediante la apropiación de las posibilidades de otras ciudades de su entorno. Y no se hace mediante la dedicación casi exclusiva de una Junta de Andalucía volcada en la idea de que esa es "su ciudad". No se pueden tratar al resto de las ciudades andaluzas como rivales, como competidoras directas que roban mi protagonismo y mi futuro.
A estas alturas "de la película", siendo testigos atónitos -o no tanto- del calado tan profundo que se ha alcanzado en España en general, y en Andalucía en particular, la corrupción política, ¿nos resultaría extraño o pondríamos en duda que la clase política andaluza dirigida desde y para Sevilla, se encuentren enfrascados obsesivamente en la idea de engrandecer sobremanera a esta ciudad a costa de las demás, y muy especialmente en detrimento de su más cercana competidora, Málaga, utilizando los métodos que necesarios para llevarlo a cabo? Ante este sombrío panorama, como poco, sospechamos que los mayores y mejores esfuerzos realizados por la Junta de Andalucía, ya sean realizados de manera pública o de manera "callada", subrepciamente, van dirigidos decididamente a catapultar a esta ciudad. Y ahí entra todo: inversiones económicas de todo tipo, celebraciones internacionales de carácter deportivo y culturales, puesta en valor de la ciudad como una constante, promoción mundial, facilidades para instalación de empresas extranjeras, canales de tv netamente locales emitidos para toda la región, manipulación del número de población... e incluso si me apuran, es utilizado el fútbol para este menester, pues es el deporte rey que el inconsciente colectivo interpreta como marcador definitivo del nivel de una ciudad, y por tanto se convierte involuntariamente en promotor ideal de su imagen internacional. A los niveles de corrupción que este y otros deportes han llegado, tristemente fiscalizado por el dinero, conjugado con los niveles de corrupción que la política ha alcanzado, se crea un binomio perfecto para ser utilizado como recurso extra en la consecución de la idea de gran ciudad.
Y si al principio envié un mensaje a los andaluces en general, y a los malagueños en particular, ahora lo quiero hacer a los sevillanos, aunque no a todos. Se trata de un mensaje solo dirigidos a esos sevillanos que opinan y creen profundamente que toda esta crítica es fruto de la envidia. No os confundáis. No pretendemos sustraeros nada de vuestra ciudad, -de nuestra ciudad andaluza que también lo es-. No pretendemos apropiarnos de nada que consideréis vuestro. Estas críticas aquí plasmadas, este blog para este menester creado nace de la frustración y del hartazgo de esta situación inverosímil propia de un país tercermundista dirigido por una dictadura; dirigido por una clase política aposentada en el poder sin visos de conclusión. No cabe otra conclusión en un razonamiento medianamente normal. No nos mueve la envidia ni mucho menos. Sevilla tiene lo que Málaga no tiene, y Málaga tiene lo que Sevilla no posee. Lo mismo ocurre con las demás ciudades andaluzas. Se pueden complementar perfectamente. De hecho lo hacen muy a pesar de sus político. Si existiera un resquicio de envidia, se trataría de ese trato de favor, de esa dedicación preferente, de esa intención de crear una gran ciudad solo ahí. Pero tened absolutamente claro que no es envidia en esa forma en que la entendéis.
Queda claro que el resto de las ciudades de Andalucía se encuentran en absoluta desventaja. Pero resulta aún más sangrante esta circunstancia si a la desventaja ya sistematizada en toda la comunidad, se le añade la intención de actuar en contra de alguna en particular por sus dotes de desarrollo innatos, por su tendencia al constante desarrollo, por su proyección internacional... sin duda Málaga se encuentra en absoluta desventaja, en el punto de mira desde los inicios del gobierno de la Junta. Mientras la plutocracia hispalista prosiga con este proceder contraproducente y malintencionado, mientras los andaluces y particularmente los malagueños, no reaccionemos, mientras los políticos no sigan sometiéndose a los dictámenes centralistas de los dueños de la política de Andalucía, este estado de cosas se perpetuará.
Continuará...
Aunque pueda parecer en algunas publicaciones de este blog que menciono, no obstante, a la capital de Andalucía en tono crítico personalizando sobre ella, tengo que desmentirlo categóricamente. En el modo de expresarme puede parecerlo en un primer término, pero siempre el blanco de mis críticas van dirigidas a los políticos que nos gobiernan, muy principalmente a los que se asientan en la Junta de Andalucía, nunca a la ciudad en sí ni a sus habitantes.
¿Cómo comenzó este centralismo férreo y sin visos de conclusión, que va a más y más?
Pues está claro que desde la fundación del Gobierno autonómico, desde la fundación de la Junta de Andalucía allá por 1.982. Desde un primer momento todo quedó centrado en la ciudad de Sevilla, elegida sí o sí como el lugar desde donde se organizaría todo. Se hizo caso omiso a la propuesta de elecciones para designar democráticamente la capital de Andalucía, para lo cual optaban además las ciudades de Córdoba y Antequera. Dejaron pasar el tiempo mientras se reforzaba lentamente la idea de la ciudad hispalense como centro indiscutible de la vida política andaluza.
De ahí surgió una generación de políticos que llegaron al poder no solo en la comunidad autónoma sino también en el Gobierno de España. Hablo de dos sevillanos, los socialistas Felipe González y de Alfonso Guerra. De esta manera nació y se forjó el núcleo duro en torno a la actual capital andaluza. Tras años de gobierno en Andalucía y en España tuvieron la oportunidad de reforzar paulatinamente el poder y la influencia de los políticos de esta ciudad en el ámbito de Andalucía. Desde ese momento hasta hoy los políticos sevillanos han controlado el aparato político andaluz. ¿Y cómo conseguir que esto se perpetúe por siempre? pues con la consigna tácita dirigida a otros políticos correligionarios de toda Andalucía: "si te sometes a nuestros requerimientos prosperarás dentro del partido y podrás llegar alto en nuestro gobierno". Una consigna que funciona exactamente igual en todos los partidos políticos de todos los ámbitos territoriales. Los líderes políticos no quieren compañeros brillantes y efectivos en su hacer para que les hagan sombra e incluso les puedan apear del poder, quieren políticos fácilmente manipulables y dóciles que desprendan cierto carísma ante el público pero que puedan ser sometidos perfectamente.
Ya forjado el núcleo duro y controlado el aparato del partido desde esta centralidad, se procede a la "selección" de políticos adeptos y sumisos a la idea de capitalidad política indiscutible, y de liderazgo hispalense natural. En este tipo de político "selecto" se le presume desactivado su capacidad de reacción ante los desmanes que la centralidad perpetra para sí a costa de los intereses de otras ciudades. Esta selección "natural" se lleva a cabo y continúa hasta nuestros días. Una selección dictaminada por el líder o líderes circunstanciales: "si tragas con mis ideas prosperas, si no te apartamos." Y así durante ya más de treinta años de este partido -de izquierdas (?!)-, en el poder al que le ha dado tiempo en crearse una maraña de intereses interconectados, y bien controlados, cada vez más difícil de desactivar.
Una prueba de todo lo dicho está en el hecho de que todos los presidentes habidos en la Junta de Andalucía han nacido en la capital de Andalucía, o ésta la han convertido en la ciudad para vivir y prosperar en tal modo que la estiman como si hubiesen nacido en ella. El último ejemplo es la candidata socialista para la presidencia de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien ejerce ya esta función desde hace meses; la cual es por supuesto sevillana. No podría ser de otra manera. No pueden arriesgar tanto trabajo y dedicación en la centralización política en torno a esta ciudad como para ahora dilapidar dicho esfuerzo eligiendo a otro líder que no sea de esta ciudad.
Pero la única "amenaza" para la pérdida de poder de esta ciudad como centro político-social-económico-cultural... y todos los aspectos posibles, no radica solo en la posible insumisión de los políticos díscolos que no se sometan al poder centralista; existe otra amenaza menos controlable, aunque en definitiva perfectamente dirigible. Se trata de una segunda amenaza, y esta consiste en la prosperidad de otras ciudades; en el desarrollo amenazante e imparable de otras ciudades. En este caso la ciudad de Andalucía mejor posicionada en este sentido es Málaga.
Málaga incluso allá por los años setenta y ochenta poseía un potencial económico muy superior al de Sevilla, y su población aumentaba mucho más exponencialmente que ésta; una ciudad más desarrollada y moderna, mejor preparada para el futuro. Claramente era una ciudad rival que había que controlar. Recordemos las palabras de Alfonso Guerra en este contexto: "Málaga se ha desarrollado ya bastante, ahora le toca a Sevilla". ¿¡Qué altura puede tener un político que defiende la idea de no dejar desarrollar a una ciudad siguiendo su proceso totalmente natural, decidiéndose por el desarrollo de otra ciudad, de "su" ciudad?¡ ¿¡qué clase de político es ése que no entiende que el desarrollo de cualquier ciudad limítrofe va aparejada al desarrollo de las demás de su entorno? ¡Por supuesto un político corto de miras, con una capacidad de entendimiento muy reducida sobre desarrollo y economía; con, ahora sí, una mentalidad absolutamente cateta de la realidad. Estos son los políticos que elecciones tras elecciones se les llenan la boca de palabras cargadas de buenas intenciones pretendiendo -y consiguiéndolo- convencernos de que ellos gobiernan para todos los andaluces por igual, para después comprobar una vez más que eso también es mentira.
¿Qué hacemos para que Málaga no supere a Sevilla? se dijeron. Y esta es la cuestión que en síntesis resume perfectamente la idea principal de todos los agravios hacia la ciudad de Málaga, el motivo de que muchas de sus posibilidades de desarrollo natural hayan sido coartados sistemáticamente.
Comenzaron los políticos sevillanos centralistas con el propósito de cercenar la población de Málaga. Evitar que creciera, hacer lo posible por empequeñecerla. ¿Cómo? Muy fácil. Segregando una población adyacente y convirtiéndola en municipio independiente. Así, la independencia de Torremolinos supondría uno de los primeros "toques de gracia" para frenar el desarrollo poblacional y económico de Málaga. De un solo tajo la población de Málaga bajó en unos 40.000 habitantes por aquel entonces, hoy día supone el doble de población menos: 80.000 habitantes.
Y continuaron sin descanso en esta labor reductiva de las posibilidades de desarrollo de Málaga de distintos modos y maneras, con una amplia variedad de métodos, de los que tenemos muchos ejemplos en este blog, los cuales podéis consultar, y que no mencionaré con detalles pues la lista se hace interminable: incomunicación viaria, desmantelamiento y traslado de instituciones malagueñas a Sevilla; detrimento constante de los servicios de la Junta de Andalucía en Málaga con los índices de desarrollo inferiores, planes urbanísticos frenados, pgous paralizados durante años, Ley de Costas restrictivas, empresas punteras tecnológicas sin apoyo alguno por parte de la Junta, ideas surgidas en Málaga que son sepultadas por los políticos centralistas y que luego surgen como nuevas a desarrollar por la capital de la comunidad... Mensaje a los políticos andaluces de más alto rango: una sola ciudad, aun siendo la capital de la comunidad, no puede adueñarse de todas las actividades, de todas las posibilidades, de todas las intenciones, de todo el futuro. Debe haber reparto, diversificación, descentralización, debe entenderse que las posibilidades de futuro tiene y debe darse para todas las ciudades por igual.
Pero los dirigentes hispalenses y sus acólitos, han integrado en lo más profundo de su ser político la idea de que solo puede existir una gran ciudad en Andalucía, y que si hay otra que lo intenta, ésta debe ser castigada por su pecado mortal, por tu tremenda osadía. Y han asumido que Sevilla, tal como dice la canción de Cecilia: "Sería la novia en la boda, el niño en el bautizo, el muerto en el entierro, con tal de dejar sello..." Se ha implantado en los dirigentes andaluces la idea de que esta ciudad debe ser la ciudad que lo contenga todo: la monumental y la moderna, la tradicional y la vanguardista, la de interior y la costera, la rica y la pobre, la laica y la religiosa, la divertida y la seria, el centro político, económico, social, cultural, deportivo, de ocio, tecnológico, industrial, artesano.... y todo lo que se nos pueda ocurrir. Para ello están llevando a cabo una campaña logística y de publicidad centrada en la idea de gran ciudad, ya no española, sino gran ciudad europea. Y nos parece estupendo que esto se lleve a cabo pero si lo hacen por méritos propios, y no mediante la apropiación de las posibilidades de otras ciudades de su entorno. Y no se hace mediante la dedicación casi exclusiva de una Junta de Andalucía volcada en la idea de que esa es "su ciudad". No se pueden tratar al resto de las ciudades andaluzas como rivales, como competidoras directas que roban mi protagonismo y mi futuro.
A estas alturas "de la película", siendo testigos atónitos -o no tanto- del calado tan profundo que se ha alcanzado en España en general, y en Andalucía en particular, la corrupción política, ¿nos resultaría extraño o pondríamos en duda que la clase política andaluza dirigida desde y para Sevilla, se encuentren enfrascados obsesivamente en la idea de engrandecer sobremanera a esta ciudad a costa de las demás, y muy especialmente en detrimento de su más cercana competidora, Málaga, utilizando los métodos que necesarios para llevarlo a cabo? Ante este sombrío panorama, como poco, sospechamos que los mayores y mejores esfuerzos realizados por la Junta de Andalucía, ya sean realizados de manera pública o de manera "callada", subrepciamente, van dirigidos decididamente a catapultar a esta ciudad. Y ahí entra todo: inversiones económicas de todo tipo, celebraciones internacionales de carácter deportivo y culturales, puesta en valor de la ciudad como una constante, promoción mundial, facilidades para instalación de empresas extranjeras, canales de tv netamente locales emitidos para toda la región, manipulación del número de población... e incluso si me apuran, es utilizado el fútbol para este menester, pues es el deporte rey que el inconsciente colectivo interpreta como marcador definitivo del nivel de una ciudad, y por tanto se convierte involuntariamente en promotor ideal de su imagen internacional. A los niveles de corrupción que este y otros deportes han llegado, tristemente fiscalizado por el dinero, conjugado con los niveles de corrupción que la política ha alcanzado, se crea un binomio perfecto para ser utilizado como recurso extra en la consecución de la idea de gran ciudad.
Y si al principio envié un mensaje a los andaluces en general, y a los malagueños en particular, ahora lo quiero hacer a los sevillanos, aunque no a todos. Se trata de un mensaje solo dirigidos a esos sevillanos que opinan y creen profundamente que toda esta crítica es fruto de la envidia. No os confundáis. No pretendemos sustraeros nada de vuestra ciudad, -de nuestra ciudad andaluza que también lo es-. No pretendemos apropiarnos de nada que consideréis vuestro. Estas críticas aquí plasmadas, este blog para este menester creado nace de la frustración y del hartazgo de esta situación inverosímil propia de un país tercermundista dirigido por una dictadura; dirigido por una clase política aposentada en el poder sin visos de conclusión. No cabe otra conclusión en un razonamiento medianamente normal. No nos mueve la envidia ni mucho menos. Sevilla tiene lo que Málaga no tiene, y Málaga tiene lo que Sevilla no posee. Lo mismo ocurre con las demás ciudades andaluzas. Se pueden complementar perfectamente. De hecho lo hacen muy a pesar de sus político. Si existiera un resquicio de envidia, se trataría de ese trato de favor, de esa dedicación preferente, de esa intención de crear una gran ciudad solo ahí. Pero tened absolutamente claro que no es envidia en esa forma en que la entendéis.
Queda claro que el resto de las ciudades de Andalucía se encuentran en absoluta desventaja. Pero resulta aún más sangrante esta circunstancia si a la desventaja ya sistematizada en toda la comunidad, se le añade la intención de actuar en contra de alguna en particular por sus dotes de desarrollo innatos, por su tendencia al constante desarrollo, por su proyección internacional... sin duda Málaga se encuentra en absoluta desventaja, en el punto de mira desde los inicios del gobierno de la Junta. Mientras la plutocracia hispalista prosiga con este proceder contraproducente y malintencionado, mientras los andaluces y particularmente los malagueños, no reaccionemos, mientras los políticos no sigan sometiéndose a los dictámenes centralistas de los dueños de la política de Andalucía, este estado de cosas se perpetuará.
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